
Detener el paso del tiempo y el envejecimiento es el objetivo de la medicina orthomolecular.
Es mantener la salud con la conservación de las aptitudes físicas y psíquicas el
mayor tiempo posible.
Envejecer es oxidarse. Para generar energía nuestro organismo combustiona los nutrientes
de la dieta con el oxígeno que respiramos en una especie de usina que tienen nuestras
células (mitocondrias) y allí se producen los muy conocidos radicales libres
(que contrarrestamos con los antioxidantes).
Estos radicales libres son los que dan la oxidación, que comienza a partir de los
30 años de edad, y esto lleva a una serie de trastornos inflamatorios y degenerativos:
hipertensión arterial, diabetes, obesidad, artrosis, depresión, stress, ateroesclerosis.
Por ello la clínica médica vista desde la óptica orthomolecular no es sólo para
pacientes que ya tienen enfermedades sino que está indicado también para personas
sanas.
La salud óptima no es simplemente la ausencia de enfermedad, sino un estado natural
de energía y vitalidad y sobre todo de armonía con nosotros mismos y con la vida.
La aparición de los síntomas de una enfermedad es el resultado de una alteración
química en nuestro organismo detectable, medible y con posibilidad de ser modificada.
Todos los seres humanos tienen una bioquímica distinta (individualidad bioquímica)
lo cual determina cual es la necesidad de nutriente de cada persona. De allí la
necesidad de estudiar al paciente desde el punto de vista bioquímico (dosaje de
hormonas, neurotransmisores, vitaminas, aminoácidos, oligoelementos, minerales).
Además del examen clínico y bioquímico tradicional.
Debemos proporcionar al organismo un entorno bioquímico óptimo para tratar las diferentes
enfermedades o prevenirlas.
La Medicina Orthomolecular es efectiva para:
- Pacientes sanos (medicina preventiva)
- Desórdenes del sistema circulatorio
- Metabolismo de las grasas (colesterol elevado, triglicéridos)
- Enfermedades reumáticas (artrosis, artritis psoriásica, fibromialgia)
- Enfermedades oculares (cataratas, maculopatías)
- Trastornos del sistema hormonal (menopausia, obesidad, diabetes)
- Enfermedades inmunológicas
- Enfermedades cerebrales (ateroesclerosis, Alzheimer)
- Stress